El ‘bombón colorao’ merece puente de plata

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Los Palacios y Villafranca presume con razón de su exquisita huerta, de la que no solo salen esos envidiables tomates que el sentir popular bautizó como bombones coloraos, sino sabrosas sandías que en plena canícula de agosto alcanzan dimensiones de concurso –como las hermosas calabazas–, calabacines que encuentran una rápida clientela por toda la provincia, que se los disputa cada sábado en la famosa cooperativa de Las Nieves, espárragos que han conseguido el omega 3 y una gama de árboles frutales –naranjos, limoneros, melocotoneros y últimamente frutos secos como los almendros– con los que el manchón –al otro lado de la marisma– se ha labrado su orgullo y su identidad. Pero el calvario que la inmensa mayoría de los agricultores lleva décadas sufriendo para llevar sus productos del invernadero al mercado es algo que aquí se ha sufrido en silencio, como un drama doméstico al margen de la propaganda del pueblo, al menos hasta que hace tres años comenzaran las protestas de los agricultores para que los maltrechos puentes de tubo que separaban sus manchones, para salvar el arroyo El Conejo –que discurre entre el término municipal de Utrera y la marisma– fueran sustituidos por puentes en condiciones con los que despreocuparse de si llueve o no, de si puede cruzarse o no, porque cada vez que caen unos litros, cientos de agricultores palaciegos han de duplicar el número de kilómetros diarios entre sus domicilios y sus explotaciones, lo cual supone más litros de combustible, más esfuerzo, más averías en los vehículos –más inversión–, menos ganancia, menos calidad.

Después de aquellas primeras protestas y algún que otro grave accidente, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) terminó hace menos de un año la construcción de un puente sobre el arroyo, el llamado puente de El Pantano. Aunque inicialmente se presupuestó la obra en 156.000 euros, terminó costando 230.000. Pero hay otro puente paralelo, a pocos kilómetros de distancia, el llamado puente del camino La Puya o de Manolete, que continúa como en los tiempos en que transitaban por él las bestias enfangadas. «Yo he pasado por aquí de niño con mis primos, subidos en un mulo cargado», recuerda Pepe Tejero, uno de los cientos de agricultores que debe pasar a diario hasta cuatro veces por este bajo que se inunda de agua «en cuanto caen dos gotas». «Y entonces, en vez de 16 kilómetros, tengo que hacer más de 30», se queja. «Ya está bien de pasarse la pelota», insiste Antonio Caballero, otro agricultor que precisamente ha recogido miles de firmas que apoyan la construcción de un nuevo puente. «Nos prometieron que las obras comenzarían en septiembre, pero hasta que no ocurra una desgracia…», asegura. «Se ríen de los agricultores», lamenta Paco Ruiz, un vecino de la misma zona. Los hermanos Barrón no dicen nada, pero contraen el rostro porque la tardanza de una solución les parece un despropósito.

Casi un centenar de agricultores se han organizado estos días para presentarse el próximo miércoles en la sede de la CHG, en Sevilla, y volver a pedir la construcción del necesario puente. «Es que antes se pasaba con mulos por ahí, y hasta hace nada no había tanto género que sacar, pero ahora esto es un trasiego diario, y no es digno en los tiempos que corren», explica Luis González, otro agricultor que «está a tope con los calabacines». «Cuando llueve lo mínimo o es necesario el desagüe, esto es un peligro para los agricultores», tercia su compañero.

A la protesta del miércoles se unirá el alcalde palaciego, Juan Manuel Valle (IU), que esta semana visitó el lugar junto al delegado provincial de Agricultura de la Junta, Segundo Benítez, a quien el presidente de la cooperativa Las Nieves, Antonio Escalera, trasladó la importancia «de una red de caminos rurales en condiciones idóneas para que el producto pueda ser competitivo». «Esta obra supone una cuantía insignificante para el Gobierno, pero para nuestros agricultores, es un puente clave», insiste el regidor palaciego, que ha recordado que la CHG «viene haciendo caso omiso a pesar de que se han realizado algunos trámites, los técnicos han visto el lugar, los trabajos se llegaron a presupuestar y nos pidieron algunas puntualizaciones para el desarrollo del proyecto, pero pasan los meses y no se hace nada».

En la visita de esta semana al lugar, el delegado provincial de la Junta estuvo acompañado por el director de la Oficina Comarcal Agraria de Utrera, Alfredo Luzardo, y concejales socialistas del Ayuntamiento palaciego como Belén Gayango y Juan Manuel Curado. «Aunque no es competencia del Ayuntamiento ni de la Junta, allá donde haya agricultores con dificultades, tenemos que estar, así que me voy a sumar a impulsar el arreglo de este puente y hacer un frente común para trasladar a la Confederación la importancia de esta obra», anunció Benítez.

Los agricultores de la zona han celebrado el apoyo político de los últimos días, pero esperan que todo el sector se mantenga firme en la protesta de este miércoles en la sede de la CHG. «No solo somos agricultores los que pasamos por ese puente, sino incluso vecinos de parcelas que vienen o van del Letrado o de Sargento Mayor», explica Manuel Díaz, mientras atraviesa a pie por el puente, rodeado ahora de cañaverales y basura.

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